jueves, 3 de septiembre de 2009

EL EXTRAÑO CASO DE MATÍAS G.




...A Matías le gustaba que el patio hiciera su vida y no influyera en la suya, a lo sumo solo debía podar los árboles que le proporcionaban leña para el hogar, una relación justa y tranquila.
...En cierto momento sintió la necesidad de construir máquinas, o mejor dicho mecanismos, especies de trampas para barquitos de papel. No había más que un pequeño río cerca, una especie de canal, el desagüe natural de la zona que iba a parar a una también pequeña laguna ubicada en el centro del pueblo. Tal situación haría suponer que estos “entes” –llamémoslos así- no serían muy numerosos o no resultarían fáciles de conseguir y menos de atrapar, si es que un barco de papel pudiera atraparse sino construirse, y aquí viene lo inusual. Los llamé entes por ese motivo...